lunes, 29 de septiembre de 2014

Itinerancia




Graffiti en cortina metálica de la Avenida Central, representación de "Robinson", personaje josefino.
Graffiti por Joker, Hein, Erick y Nicoa. Fotografía propia.

"Que va de un lugar a otro". 

Así lo definió la RAE. Pero, tal vez, itinerancia, es más.

No hay mucha plata; yo, más que viajar por el mundo y publicar mi foto con la torre Eiffel de fondo, pago los 385 (en mi caso) que me exige la ARESEP y disfruto del viaje. Con algo de curiosidad, no se necesita salir de Chepe para vivir asombrado.


Cada día, con cada ruta de La 400 (elija usted su empresa de buses favorita), me presenta una infinidad de micromundos. Cada uno diferente; y a veces, tan cercanos y tan ajenos al otro. Cada quien en su vara, es lo justo, es la vida; "no hay que meterse en lo que no nos importa".


"Qué Amargura". Calle de La Amargura, San Pedro de Montes de Oca. Elaboración propia.

A veces a mí me importa; y es ahí donde La 400 (y cada empresa de buses en el país) me regala todo un itinerario de experiencias.
Grupos de gente con sus intereses, a veces absurdos vistos desde fuera; y su cotidianidad tan diferente a la mia. No puedo pasar por la Avenida Central sin intrigarme por la habilidad que han desarrollado los vendedores ambulantes para escabullirse de los policías, convirtiéndose de vendedores a uno más en la corriente de transeúntes en cosa de tres segundos; y después... repiten el ciclo. ¿Cuál es su sentimiento? ¿Qué los motiva a insistir; escaparse y volver a desenrollar sus bolsas en la calle de adoquines? ¿Cuál es su preocupación? ¿Qué alimenta ese ciclo y logra mantener vivo ese micromundo?


"Es un hombre tranquilo; en su puesto de trabajo... el plena Avenida Central, pero tranquilo".
Vendedor de periódicos, Avenida Central. Elaboración propia.
Como estudiante de arquitectura me ha nacido un particular interés en estos micromundos; sí, la configuración de sus espacios; pero, también, la configuración de la gente, que en algún momento, con algún sentido, o solo porque sí, los crea. Más allá de las estructuras (que son hermosas), esto es lo que me intriga. La arquitectura como comunicadora del sentimiento humano y la arquitectura como el lienzo de la cotidianidad; porque no nos zafamos de ella; aunque nuestra casa no esté diseñada por un arquitecto(a), ni nuestros espacios públicos, ni nuestra ciudad. Quizá, la arquitectura, es un sentimiento que expresa cada persona y lo manifiesta en la configuración de su espacio, sea arquitecto(a) o no. Así mismo, el espacio nos crea a nosotros: hay que adaptarse a lo que hay, hay que modificarse según el lugar en que vivimos o pasamos. Eso es un diálogo, eso es un micromundo; la negociación de un espacio con la gente y viceversa: espacios personalizados, espacios hechos por necesidades; necesidades hechas por espacios.


¿Qué pasa cuando uno de esos micromundos, más allá de la Avenida Central, nos permite, al menos por un pequeño periodo de tiempo, ser parte de él?: 

Para ser itinerante no viajo mucho; solo trato de intrigarme por los mundos de cada escala, de su belleza, de su conflicto; y me dispongo a participar de ellos; ya sea desde afuera, apreciando lo que son, o, si me lo permiten, desde adentro, como parte de su sistema, de su preocupación, de su historia, de su manera de ver la vida. Y, desde la experiencia, tal vez, esto me haga más ser humano.

Primera ruta: Los Guido x Cementerio. 

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Paradas de bus de Los Guido de Desamparados en San José Centro. Fotografía propia.


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